20 de febrero de 2012

Urbizu se hace justicia en los Goya

Almodóvar, que regresó a la gala tras sus desencuentros con la Academia, asiste al triunfo del director vasco
‘No habrá paz para los malvados' logra seis galardones, con Urbizu como mejor director y José Coronado como mejor actor
Elena Anaya alegra la gala al director manchego con el premio a la mejor actriz
'Arrugas', con dos galardones, la sorpresa de la ceremonia
Fernando Belzubce/ Madrid/ la Verdad


Se esperaba un duelo al sol en plena noche entre Enrique Urbizu y Pedro Almodóvar. Pero apenas si hubo un amago. Fue una victoria total del cineasta bilbaíno, el director de 'No habrá paz para los malvados', ese aclamado 'western' urbano que partía con 14 nominaciones, dos menos que 'La piel que habito', la promocionada cinta del director manchego. El filme de Urbizu, ambientado en un Madrid sucio, marginal e inquietante, sobre cuyas calles caen las sombras del terrorismo islamista, se llevó finalmente seis premios. Menos de la mitad a los que optaba, pero los más importantes: mejor película, director, guión original, actor principal, montaje y sonido. Urbizu, un cineasta imprescindible en la última década, se sacó así la espina que tenía con los premios del cine español.
El director, que ayer vestía completamente de negro, como su película, no tenía ningún premio Goya pese a haber dado grandes alegrías a los aficionados con 'La vida mancha' y 'La caja 507', 'thrillers' admirados por la crítica y también protagonizados por José Coronado, su musa particular. 'No habrá paz para los malvados' es una película contundente, muy bien armada y de ritmo intrépido que ya cautivó en el festival de San Sebastián al mostrar con especial talento las cloacas de una gran ciudad. Por ellas se arrastra como rata por el agua el antihéroe Santos Trinidad, un policía corrupto que obtiene una complicada dignidad, un halo de ángel caído, en manos de Coronado, quien merece parte del premio al guion por lo que su construcción del personaje aporta a la historia.
El actor cumplió con los pronósticos y se llevó un merecido galardón, también el primero en sus 25 años de carrera, ante los ojos azules de Melanie Griffith, que acompañó a Antonio Banderas, que sigue sin ganar el Goya, y los marrones de Pedro Almodóvar, al que se le escapó otra noche.
Al director de 'La piel que habito' se le va a recordar más por los premios Goya que no ha ganado que por los que sí. La de anoche no fue una humillante derrota, como tuvo que serlo la de 'Átame' –que en 1991 optaba a 15 premios y se fue de vacío– o la de 'Hable con ella', que triunfó en los Oscar sin ser siquiera elegida por los académicos como representante española y pasó de refilón por los Goya. Pero debió de doler al manchego, presente en la ceremonia por primera vez tras su reingreso en la Academia tras abandonarla enfadado hace dos, cuando 'La mala educación' también pasó sin pena ni gloria.
Almodóvar obtuvo, eso sí, cuatro premios de consolación. Dos de ellos cantados –el de mejor maquillaje, en una película centrada en un cirujano estético, y el de mejor banda sonora, otorgado al ya habitual Alberto Iglesias, que la semana que viene aspira al Oscar por su trabajo en 'El topo'– y otros dos atípicos. No tanto por inesperados, sino por llamativos. Al fin y al cabo, Jan Cornet, que obtuvo el Goya al mejor actor secundario, yElena Anaya, mejor actriz principal, comparten el mismo papel en la cinta, lo que supone toda una muestra del universo almodovariano.
'No habrá paz...' compartió un pedazo de la noche con otro 'western', aunque este de factura más clásica, rodado en inglés y ambientado en Bolivia. 'Blackthorn', de Mateo Gil, triunfó en las categorías estéticas (dirección artística, fotografía, vestuario y diseño de producción), mientras Benito Zambrano volvió a demostrar con 'La voz dormida' que es un gran director de actrices. María León y Anna Wagener le dedicaron el premio en una gala en la que también destacó el debutante Kike Maíllo, autor de la cinta futurista 'Eva'.
Otra Eva, Hache, la presentadora, también debutó, aunque sin éxito en una aburrida ceremonia que sin ser larga lo pareció, donde se echó de menos a Andreu Buenafuente y donde solo hizo reír Santiago Segura. Para el recuerdo quedará el regreso de la actriz Silvia Abascal, que hace un año sufrió un ictus del que aún se está recuperando. Su presencia iluminó el escenario y provocó el llanto del actor Juan José Artero, compañero suyo en la serie 'El comisario'.

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