25 de febrero de 2010

Dos afectados de Trampolín amenazan a un socio del 'resort' y simulan su ejecución


Los dos clientes, que pedían la devolución de la cantidad entregada por la compra de quince casas, le pusieron una pistola en la cabeza y apretaron tres veces el gatillo tras asegurarle que había una bala
25.02.10 - 00:35 -
RICARDO FERNÁNDEZ MURCIA. / La Verdad


Querían recuperar su dinero y se decidieron a hacerlo por las malas. Un método que suele ser más rápido y en ocasiones también más eficaz que la vía judicial, pero que también entraña muchos mayores riesgos. Dos hermanos, vecinos de Jumilla y que se cuentan entre los cientos de afectados por la frustrada urbanización Trampolín Hills Golf Resort de Campos del Río, fueron detenidos el martes por la mañana después de verse implicados en una turbia operación para intentar que les reintegraran una gran cantidad de dinero entregado a cuenta.
Los dos arrestados, cuyas identidades responden a las de Miguel Ángel y Alfonso G.T., de unos 45 años, se desplazaron en una furgoneta, hacia las nueve y media de la mañana, hasta la vivienda que el principal promotor de ese 'resort', Antonio Martínez, conocido por el sobrenombre de 'El Gitano', posee en Corvera, en el Valle del Sol.
Aunque Antonio era el principal objetivo de los dos clientes, se encontraron con que no estaba en casa y decidieron desplazarse hasta las cercanas oficinas comerciales de Trampolín, con la esperanza de localizarlo allí. Con quien se toparon, para desgracia de éste, fue con el gerente de Solera del Trampolín, Rafael Aguilera, quien además es socio de la urbanización de Campos del Río, aunque no ocupa cargo directivo alguno en ese proyecto.
Según el atestado levantado más tarde por la Guardia Civil, los hermanos jumillanos esgrimieron una pistola y comenzaron presuntamente a amenazar al socio de Antonio Martínez con frases como «Rafael, esta mañana tenemos que matar a alguien; o me das el dinero o...».
Fue entonces cuando, supuestamente, uno de ellos colocó el cañón de la pistola en la cabeza de Rafael y, tras advertirle de que había introducido una bala en el cargador, accionó por tres veces el gatillo. Mientras tanto, su hermano le instaba a meter «el cargador en la pistola», a lo que el primero respondía: «No te preocupes, que ya hay una bala metida en el cargador».
Después de someterle supuestamente a ese aparente juego de la 'ruleta rusa', le preguntaron por su socio Antonio Martínez. Rafael, presa de un gran nerviosismo y temiendo por su vida, les indicó que podía encontrarse en las inmediaciones, lo que llevó a ambos hombres a introducirlo presuntamente en su furgoneta y a salir en busca del promotor de Trampolín Hills.
Fue entonces cuando se encontraron con un tercer socio de la promotora, un hombre de origen holandés, y le preguntaron por Antonio. En un momento dado, Rafael Aguilera logró comunicarle a su amigo, en holandés, que lo estaban reteniendo contra su voluntad, que estaba siendo amenazado con arma de fuego y que alertara a la Guardia Civil. Cuando éste hizo llegar el aviso al 062, una patrulla de Torre Pacheco se desplazó al lugar y, hacia las dos y media de la tarde, logró detener a los presuntos autores de las amenazas. Los agentes localizaron dos pistolas de origen checo y diversa munición de los calibres 9 y 22 mm.
Ambos fueron conducidos al cuartel, donde se negaron a prestar declaración, y ayer fueron trasladados a presencia del juez de guardia, ante el que tampoco quisieron declarar. El titular del Juzgado de Instrucción número 8 de Murcia pretendía celebrar un juicio rápido, por entender que los hechos se reducían a un supuesto delito de amenazas leves. En la misma línea estaba el fiscal, quien había previsto solicitar simplemente una pena de 2.418 euros a cada uno de los acusados.
José Antonio García, abogado de Rafael Aguilera y de Antonio Martínez, presentó una férrea oposición a celebrar juicio rápido y expuso que los hechos, a su modo de ver, eran mucho más reprobables y debían ser calificados como amenazas graves condicionales y detención ilegal; un delito este último penado con más de cinco años de cárcel.
Pese a este alegato del letrado, el juez insistió en señalar juicio rápido, que en principio fue fijado para dentro de quince días, y dejó en libertad sin fianza a los dos acusados, aunque les impuso una orden de alejamiento: no podrán acercarse a menos de 300 metros de Antonio Martínez o Rafael Aguilera

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