25 de agosto de 2009

Obama arrincona a la CIA

Impulsa un cuerpo de élite de interrogadores de terroristas controlado por el FBI y estudia procesar a agentes secretos por abusos a los detenidos
MERCEDES GALLEGO CORRESPONSAL. NUEVA YORK/ la Verdad
Malos tiempos para la CIA. A la agencia de inteligencia más famosa del mundo se le fue tanto la mano durante los años de George W. Bush con la fiebre antiterrorista que el nuevo presidente ha decidido poner freno a sus polémicos interrogatorios. Y lo que es más, el fiscal general Eric Holder se plantea nombrar un fiscal especial que investigue los peores abusos.
Paradójicamente, el primer contrariado con esta última decisión sería el propio Barack Obama, que se ha mostrado contrario a remover el pasado y pasar factura a la anterior administración. Obama dijo que la decisión de llevar a cabo una persecución judicial no le correspondía a él sino al fiscal general del Estado que, según 'The New York Times', en los próximos días podría contrariar a su jefe con ese anuncio.
Obama prefiere poner coto a los agentes de la CIA sin estrépito. Antes de irse de vacaciones el mandatario ha convertido en realidad la recomendación del grupo de trabajo sobre interrogatorios y transferencia de prisioneros, que nombró al tomar posesión, que aparta a la CIA de esa responsabilidad. Al frente del mismo se encuentra Holder, que, según la prensa, se habría quedado horrorizado al conocer los detalles de los abusos perpetrados.
Por eso a partir de ahora serán el FBI y la Agencia de Seguridad Nacional los que se encarguen de interrogar a Osama Bin Laden y sus lugartenientes, si algún día se les ponen a tiro. La nueva unidad se llamará Grupo de Interrogación de Detenidos de Alto Valor y responderá a las siglas de este nombre en inglés, HIG. ¿Significa esto que la CIA queda arrinconada?, le preguntaron ayer los periodistas al portavoz en funciones de la Casa Blanca, afincado para las vacaciones en Martha's Vineyard. «Nooo...», negó Bill Burton con poca con poca capacidad de convencimiento. «La CIA tendrá un asiento en la mesa», prometió.
Es el tono conciliador del nuevo gobierno, en contraste con el espíritu de cowboy que imponía la administración de Bush, pero lo cierto es que el control de los interrogatorios abandonará el cuartel general de la CIA en Virginia y pasará al del FBI. Su manual también quedará atrás y, a partir de ahora, se aplicará el del Ejército de Tierra, de acuerdo a las recomendaciones del grupo de trabajo encabezado por Holder,
Entre ellas se encuentra también la de que sea el Departamento de Estado el que supervise la transferencia de prisioneros a otros países y se encargue de aseverar si sus promesas de no torturarlos «son honestas o no». Y la más controvertida, la de recomendar que se investigue la posibilidad de disciplinar legalmente a dos de los abogados de Bush, John C. Yoo y Jay S. Bybee, por respaldar el uso de la tortura. Esta investigación no sería criminal, por lo que en el peor de los casos perderían el título de abogado.
Todo ello sale a la luz el mismo día en que un informe del de la Oficina de Responsabilidad Profesional saca de nuevo los colores a la CIA. El informe data de 2004, pero el Departamento de Justicia lleva tres meses editando la información clasificada para poder hacerlo público y cumplir así con la demanda interpuesta por la American Civil Liberties Union, que reclamaba su difusión.
Entre los detalles adelantados por la revista 'Newsweek' está el caso de Abd al-Rahim al-Nashiri, uno de los tres en los que la CIA admite haber utilizado la controvertida técnica del 'waterboarding' que induce la sensación de morir ahogado al derramar agua sobre la cara con la cabeza hacia abajo.
Pero no es eso lo que ha metido en apuros a los agentes de la CIA que interrogaron al cerebro de la explosión en el destructor 'USS Cole' en 1999, sino las amenazas que ejercieron con un taladro que encendían y apagaban cerca de su cuerpo, y los disparos sordos que se oían en la celda de al lado, donde le hicieron creer que se estaban llevando a cabo ejecuciones.

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